A las personas mayores les preocupa la pérdida de autonomía personal y de memoria. La prevención de los problemas de salud para no perder la autonomía personal y la memoria es la mayor preocupación de quienes han superado los 65 años. A ellos deberían dedicarse más recursos para mejorar la calidad de vida. Tanto a las personas mayores como a los profesionales, en términos generales, les preocupan más la prevención en salud (como hacer ejercicio físico o seguir una alimentación sana) para evitar la pérdida de autonomía personal y de memoria. De forma concreta, les preocupan otros problemas como el Parkinson, las caídas, los problemas digestivos, el Alzheimer o el dolor. Un aspecto muy importante es adecuar el entorno, facilitar la vida diaria para la persona dependiente, para que coja los cubiertos de manera adecuada, que pueda comer sola y gozar de más autonomía. Pero ocurre que la mayoría de recursos se dedican al cuidado de las personas dependientes y no a la promoción de la autonomía personal, que es necesario pero no debe ser lo único. Los procesos de fragilidad hay que atenderlos con urgencia. A menudo, el cuidado limita la autonomía personal: es una ayuda que se ofrece una hora, cuando sería preferible estar dos horas con esa persona y enseñarle a ducharse con sus capacidades funcionales para que pueda hacerlo por sí misma. Pero es más rápido hacerlo todo, porque hay una limitación de recursos. Los mayores tienen más riesgo de sentirse solos, una soledad que puede ser real o deberse a la ausencia de visitas o cuidados. Esta situación aumenta el riesgo de exclusión social y dependencia, puesto que los mayores tienden a aislarse, a menudo, sin pretenderlo.