Con este libro, se aportan elementos para cuestionar las prácticas de aprestamiento que se llevan a cabo en los centros de educación inicial dirigidas a promover el desarrollo de destrezas y habilidades que les permitan a las niñas y a los niños enfrentar con éxito las distintas tareas que demanda el aprendizaje de la lectura y la escritura en el primer nivel de la Educación General Básica. Dichas prácticas responden a enfoques empiristas y conductistas del aprendizaje, los cuales, postulan que la persona aprende por simple repetición, dejando de lado que el sujeto construye el conocimiento a partir de la interacción con el medio sociocultural, las personas, los objetos, la creación de hipótesis y los intentos por comprender el mundo que lo rodea.
Las investigaciones (Norman Jackson, 1982; Chomsky, 1971; Clay, 1975; Cohn, 1981 citadas por Ruiz, Daisy, 1996) sobre los lectores naturales, es decir, niños y niñas que aprenden a leer en su hogar sin instrucción formal, coinciden en que el lenguaje escrito emerge de una necesidad de comunicarse con los demás y que el ambiente ejerce una gran influencia en el desarrollo de esta habilidad. Estos estudios llevan a cuestionar las prácticas de aprestamiento, divididas en diferentes áreas, que realizan los párvulos en los centros de educación inicial, y que, en muchos casos, representan actividades sin sentido, en las que se supone que el sujeto aprende repitiendo, de forma pasiva y mecánica.
El análisis de los procesos iniciales de lecto-escritura, propósito de este trabajo, parte de una aproximación teórica de la función de la educación inicial y del proceso que se ha seguido en torno a este tema en nuestro país. Posteriormente, se estudia la apropiación de la lengua escrita por parte de la niña y el niño, concebida como un proceso constructivo, interactivo, de producción cultural, que lleva a la reflexión y a la acción del sujeto; como una propuesta pedagógica que contribuya a la transformación, en este nivel, del sistema educativo nacional.