Esta podía haber sido la historia de uno de esos muchos seres humanos
que acaban tomando el camino del medio, es decir, el suicidio, o bien una
depresión de por vida, que tampoco es que sea peccata minuta, o una vida
sumergida en el alcohol con ansiolíticos para borrar de la memoria el tipo
de mundo en el que vivimos.
Ellos son los dueños de la pirámide. Tienen todo el dinero y poder para eliminar a quien quieran.
Yo sólo tengo 10 dedos para responderles.