Una persona que goza de buena salud física es probable que sus funciones y procesos corporales funcionen al máximo.
Esto no se debe únicamente a la ausencia de enfermedades. El ejercicio regular, la nutrición equilibrada y el descanso adecuado contribuyen a la buena salud. Las personas reciben tratamiento médico para mantener el equilibrio, cuando es necesario.
El bienestar físico implica llevar un estilo de vida saludable para disminuir el riesgo de enfermedad. Mantener una buena forma física, por ejemplo, puede proteger y desarrollar la resistencia de la función respiratoria y cardíaca, la fuerza muscular, la flexibilidad y la composición corporal de una persona.
Cuidar la salud física y el bienestar también implica reducir el riesgo de sufrir una lesión o un problema de salud, por ejemplo:
Una buena salud física puede funcionar en conjunto con la salud mental para mejorar la calidad de vida general de una persona.