Corre el año 1476. Güilliam de Canford, conocido como el Arquero Siniestro Sindedos, se dirige a cumplir una misión encomendada por el rey Fernando de Aragón. Esta segunda crónica nos lleva a la construcción del monasterio de Oña y nos sumerge en la vida cotidiana de la Edad Media sin esfuerzo, sin épica y con mucha retranca.
Monjes, canteros, matones, meretrices, truhanes y nobles son las víctimas del sarcasmo de Güilliam, o de su violencia, para resolver un asesinato de habitación cerrada.
Por su parte, María la Gatusa hace equilibrios sobre la delgada línea que separa la brujería de la santidad. Víctima de su vitriólica irreverencia hacía los monjes benedictinos es acusada de herejía y acabará en la hoguera de no producirse un milagro. Aunque para entonces ya le hayan atribuido unos cuantos.