En el presente volumen me he esforzado por presentar al lector la concepción de una secuencia
de acción creativa que comienza con la formación del globo y culmina en un panorama de
infinitas posibilidades alcanzables por todo aquel que sigue la línea correcta para su desarrollo.
Me he esforzado en mostrar que, partiendo de ciertos hechos científicos incontrovertibles, todas estas
cosas se siguen lógicamente y que, por lo tanto, por muy lejos que estas especulaciones nos lleven más
allá de nuestra experiencia pasada, en ninguna parte rompen el hilo de una conexión inteligible de causa
y efecto.
Sin embargo, no ofrezco las sugerencias aquí expuestas bajo ninguna otra luz que la del
razonamiento puramente especulativo; sin embargo, no se puede avanzar en ninguna
dirección excepto mediante el razonamiento especulativo que se remonta a los primeros
principios de las cosas que conocemos y de allí deduce las condiciones bajo las cuales los
mismos principios pueden llevarse más lejos y producir resultados hasta ahora
desconocidos. Es a este método de pensamiento al que debemos todas las ventajas de la
civilización, desde los partidos y las oficinas de correos hasta los automóviles y los aviones,
por lo que podemos animarnos a esperar que especulaciones como la actual no carezcan de
su valor último. Confiando en la máxima de que el Principio no está limitado por el
Precedente, no deberíamos limitar nuestras expectativas del futuro