Este verde rincón de la Toscana ofrece mucho más que la Torre Inclinada, uno de los símbolos más emblemáticos de Italia. Atravesado casi siempre por los turistas a toda velocidad de camino al maratón de visitas artísticas e interminables colas que los aguarda en Florencia y Siena, este es el territorio ideal para desplazarse a paso lento, bien sea a pie, en bicicleta o en coche. Hay que dejar que los almuerzos con especialidades campestres del país marquen el ritmo, antes de dar un paseo por un pueblo medieval de montaña o seguir una antigua ruta de peregrinación.
Incluye: Pisa, Lucca, Pistoia, San Miniato, Garfagnana, Castelnuovo di Garfagnana, Barga, Bagni di Lucca, Carrara, Pietrasanta, Viareggio, Pontremoli.